Te dejo la palabra, el vaso de vino blanco, esos pasos cansados, el saberte conmigo

Los que me leen habitualmente saben que siento envidia hacia la gente con creencias sólidas, hacia los que nunca se han sentido traicionados por su credo, los que distinguen sin la mínima zona de sombra el bien del mal, los que no albergan dudas de que si hacen lo correcto les espera el cielo. Y sobretodo por aquellos que son capaces de ir en línea recta sin torcer apenas el camino. Soy absolutamente incapaz de hacerme caso en todas las cosas que a diario me repito como un mantra.

Y este video trata sobre eso, de una manera alegórica, como casi todas nuestras producciones. Hemos tratado de crear una figura retórica representando figuradamente nuestras ideas a través de nuestra interpretación y la conexión con el mundo real.  La sucesión de segundos en el video tratan de aproximar a través de un instrumento básicamente cognoscitivo con las analogías que planteamos en los 2:43 minutos que dura nuestro cortometraje.

Son muchas las ideas que tenemos en mente, demasiadas, tantas que nos cuesta centrarnos y hacer solo una cosa. También tenemos  unas ganas locas por trabajar…

Cuando grabamos es para ser vistos. Pero para qué nos vamos a engañar: a nadie le gusta ser criticado. Creo que a mí el que menos. Lo normal es que la bilis negra te coma las entrañas cuando alguien opina negativamente sobre ti. Los escritores solemos decir, muy píamente, que apreciamos la crítica constructiva, y que ansiamos encontrar a ese crítico verdaderamente bueno que nos ayude a mejorar nuestra escritura. ..  Quiero decir que se trata de una mentira muy gorda. Odiamos a los críticos incluso si son buenos. Así que en la medida de los posible gominolas, y si no es posible insultos, pero por favor que sean elaborados.

Finalizamos hablando sobre quien echamos de menos. Yo solo echo de menos a una persona. Y es a ti.