4 de febrero de 2011

El futuro será una puerta. La única que no debe cerrarse

Nunca he sentido la necesidad de compartir absolutamente con nadie nada de lo que me sucede. Supongo que tan solo en episodios muy esporádicos de éxito efímero. Cuando a uno, lo único que le apetece es alardear, de lo que tiene o lo que ha conseguido. Ya digo que por mi parte, (casi) nunca ha sido así. Y no porque no abrace éxitos efímeros y perecederos, que los hay, y mejor aún sucesos absolutamente maravillosos, que suceden de vez en cuando en la vida, y que varios párrafos más abajo hablaré

Hace poco hablaba con un familiar y le preguntaba sobre como me veía y cuales eran mis mayores defectos para tratar de subsanarlos. En mi condición de atleta, busco siempre una mejora constante, y como persona trato de acercarme a lo que el Barón de Coubertain, propuso hace más de cien años. Citius altius fortius. Y en esa conversación me dijo tres defectos, que a continuación relato.

El primero de ellos es la soberbia. Y es cierto, soy soberbio, espero que no en un modo extremo, pero lo soy. Daré un ejemplo para que el común de los lectores dé rienda suelta a su imaginación. Mientras escribo estas líneas pienso que muy pocas personas sabrán apreciar lo que estoy compartiendo, e incluso voy más allá, me da una onda, muy superficial de despreciar a cualquier lector. HAY QUE MEJORAR Y EN ELLO ESTOY.

El segundo es que juzgo a las personas de una manera precipitada. El señor me ha dado un don en ese sentido. Y es cierto que transcurridos apenas cinca segundos, soy capaz de discernir si la persona que tengo delante me gustará o no. HAY QUE MEJORAR Y ESTOY EN ELLO.

El tercero de todos es que soy una persona introvertida, y que no comparto casi nada con nadie. Así que voy a comenzar ahora mismo….

Hace tiempo, que he iniciado una relación maravillosa. Una relación que me llena de alegría todos los días de mi vida.

Llegó un momento de mi vida, que coincidió cuando la conocí a ella en el que me dí cuenta de que no hay mayor libertad ni mejor bendición que poder escoger; tu ruta, tu camino, tu paso.

Durante algún tiempo visité de manera más o menos frecuente El Baix Llobregat, hasta que llegó un día concreto en el tiempo, en que coincidí con ella. Lo primero de lo que hablamos fue de nuestras gargantas. A ambos nos dolía y decidimos cambiarnos consejos. Y pasó el tiempo, y llegó ese primer beso, que dio rienda suelta a todo los demás. Me fijé en su sonrisa, en como me hablaba, en su dulzura, y sobretodo en aspectos pequeños que hacian que lo cotidiano, se transformase en especial y único.

Y comencé a sentirme dichoso, elegido, privilegiado, y a disfrutar del aroma que todos ansían, que todos esperan. Me comencé a enamorar. Comencé a llamarla de nombre diferentes a cada cuál más grimoso, y más dulce, y más enamorado.

Decidimos darnos una oportunidad. Conoces a una persona y de repente sientes que vale la pena luchar, vale la pena seguir adelante. Y era ella. Eras tú.

Está entrada es para ti y para nadie más. Para ti que has llenado de alegría mi vida. Para ti.

Eres maravillosa, eres guapa, y eres bastante mejor persona que yo. Y eso me llena, porque lo único que deseo es luchar para poder ser igual de bueno que tú, y darte lo mejor de mí

Así que ahora lo único que quiero es ensancharme, (en lo emocional) y albergar más y mejores sentimientos. Reinventarme cada día y darte lo mejor de mí.

Porque nadie va a decirnos qué debemos y qué no debemos hacer, nadie va a minarnos nuestras conciencias, eres tú y tu libertad. He escogido poder enamorarme de una persona maravillosa. Esa es mi elección. Y estoy seguro de ello

Soy Héctor, ella es Laura. Y estoy profundamente enamorado.

No hay comentarios: